viernes, 13 de abril de 2012

En cada corazón arde una llama...

En cada corazón arde una llama,
si aún vive la ilusión y amor impera,
pero en mi corazón desde que te ama
sin que viva ilusión, arde una hoguera.

Oye esta confesión; te amo con miedo,
con el miedo del alma a tu hermosura,
y te traigo a mis sueños y no puedo
llevarte más allá de mi amargura.

¿Sabes lo que es vivir como yo vivo?
¿Sabes lo que es llorar sin fe ni calma?
¿Mientras se muere el corazón cautivo
y en la cruz del dolor expira el alma?

Eres al corazón lo que a las ruinas
son los rayos del sol esplendoroso,
donde el reptil se arropa en las esquinas
y se avergüenza el sol del ser hermoso.

Nunca podrás amarme aunque yo quiera,
porque lo exige así mi suerte impía,
y si esa misma suerte nos uniera
tú fueras desgraciada por ser mía.

Deja que te contemple y que te adore,
y que escuche tu voz y que te admire,
aunque al decirte adiós, con risas llore,
y al volvernos a ver llore y suspire.

Yo no quiero enlazar a mi destino
tu dulce juventud de horas tranquilas,
ni he de dar otro sol a mi camino
que los soles que guardan tus pupilas.

Enternézcame siempre tu belleza
aunque no me des nunca tus amores,
y no adornes con flores tu cabeza
pues me encelan los besos de las flores.

Siempre rubios, finísimos y bellos,
madejas de oro, en céltica guirnalda,
caigan flotando libres tus cabellos,
como un manto de reina por tu espalda.

Es cielo azul el que mi amor desea,
la flor que más me encanta es siempre hermosa,
que en tu talle gentil yo siempre vea
tu veste tropical de azul y rosa.

Mírame con tus ojos adormidos,
sonriéndote graciosa y dulcemente,
y avergüenza y maldice a mis sentidos
mostrándome el rubor sobre tu frente.

¿Yo nunca seré tuyo? ¡ay! ese día,
oscureciera al sol duelo profundo;
mas para ser feliz sobre este mundo
bástame amarte sin llamarte mía.


Juan de Dios Peza.

miércoles, 4 de abril de 2012

Ilusión enternecida

¿Por qué tuve que amarte sin medida
si conquistar tu amor es imposible?
¿Por qué sufrir esta pasión terrible
sabiendo que la lucha está perdida?


No logra la ilusión enternecida
penetrar en tu alma inconmovible,
ni la emoción que brota incontenible
conmover tu ilusión adormecida.


Y aunque luchar sin término no arredra
al corazón que vibra emocionado
en la ilusión que crece como hiedra…


¡Cómo duele saber que ha fracasado
en conquistar tu corazón de piedra
mi pobre corazón enamorado!


Raoul de Font- Aux- Pins

domingo, 1 de abril de 2012

La amada indefinible

No podría encontrar la verdadera
palabra que trazara tu figura.
Y a veces le pregunto a mi amargura:
¿Cómo era, Dios mío, cómo era?


¿Era un ángel que vino en primavera
en forma de azucena que perdura?
¿Un poco de candor entre la impura
materia terrenal, perecedera?


Mas por mucho que quiero, no defino
su encanto inmaterial, ese secreto
que encierra su mirar esmeraldino:


Y la llamo Azucena, Estrella, Rosa,
sin que en ningún vocablo halle completo
el perfume de su alma misteriosa.


Jorge Montoya Toro.