viernes, 27 de julio de 2012

Madrid, corazón de España

Madrid, corazón de España,
late con pulsos de fiebre.
Si ayer la sangre le hervía,
hoy con más calor le hierve.


Ya nunca podrá dormirse,
porque si Madrid se duerme,
querrá despertarse un día
y el alba no vendrá a verle.


No olvides, Madrid, la guerra;
jamás olvides que enfrente
los ojos del enemigo
te echan miradas de muerte.

Rondan por tu cielo halcones
que precipitarse quieren
sobre tus rojos tejados,
tus calles, tu brava gente.

Madrid: que nunca se diga,
nunca se publique o piense
que en el corazón de España
la sangre se volvió nieve.

Fuentes de valor y hombría
las guardas tú donde siempre.
Atroces ríos de asombro
han de correr de esas fuentes.

Que cada barrio, a su hora,
si esa mal hora viniere
-hora que no vendrá- sea
más que la plaza más fuerte.

Los hombres, como castillos;
igual que almenas, sus frentes,
grandes murallas sus brazos,
puertas que nadie penetre.

Quien al corazón de España
quiera asomarse, que llegue,
¡Pronto! Madrid está lejos.
Madrid sabe defenderse
con uñas, con pies, con codos,
con empujones, con dientes,
panza arriba, arisco, recto,
duro, al pie del agua verde
del Tajo, en Navalperal,
en Sigüenza, en donde suenen
balas y balas que busquen
helar su sangre caliente.


Madrid, corazón de España,
que es de tierra, dentro tiene,
si se le escarbara, un gran hoyo,
profundo, grande, imponente,
como un barranco que aguarda...
Sólo en él cabe la muerte.

Rafael Alberti.

jueves, 12 de julio de 2012

A las Brigadas Internacionales

Venís desde muy lejos... Mas esta lejanía
¿qué es para vuestra sangre que canta sin fronteras?
La necesaria muerte os nombra cada día,
no importa en qué ciudades, campos o carreteras.


De este país, del otro, del grande, del pequeño,
del que apenas si al mapa da un color desvaído,
con las mismas raíces que tiene un mismo sueño,
sencillamente anónimos y hablando habéis venido.

 
No conocéis siquiera ni el color de los muros
que vuestro infranqueable compromiso amuralla.
La tierra que os entierra la defendéis seguros,
a tiros con la muerte vestida de batalla.


Quedad, que así lo quieren los árboles, los llanos,
las mínimas partículas de la luz que reanima
un solo sentimiento que el mar sacude: ¡Hermanos!
Madrid con vuestro nombre se agranda y se ilumina.


Rafael Alberti.

viernes, 13 de abril de 2012

En cada corazón arde una llama...

En cada corazón arde una llama,
si aún vive la ilusión y amor impera,
pero en mi corazón desde que te ama
sin que viva ilusión, arde una hoguera.

Oye esta confesión; te amo con miedo,
con el miedo del alma a tu hermosura,
y te traigo a mis sueños y no puedo
llevarte más allá de mi amargura.

¿Sabes lo que es vivir como yo vivo?
¿Sabes lo que es llorar sin fe ni calma?
¿Mientras se muere el corazón cautivo
y en la cruz del dolor expira el alma?

Eres al corazón lo que a las ruinas
son los rayos del sol esplendoroso,
donde el reptil se arropa en las esquinas
y se avergüenza el sol del ser hermoso.

Nunca podrás amarme aunque yo quiera,
porque lo exige así mi suerte impía,
y si esa misma suerte nos uniera
tú fueras desgraciada por ser mía.

Deja que te contemple y que te adore,
y que escuche tu voz y que te admire,
aunque al decirte adiós, con risas llore,
y al volvernos a ver llore y suspire.

Yo no quiero enlazar a mi destino
tu dulce juventud de horas tranquilas,
ni he de dar otro sol a mi camino
que los soles que guardan tus pupilas.

Enternézcame siempre tu belleza
aunque no me des nunca tus amores,
y no adornes con flores tu cabeza
pues me encelan los besos de las flores.

Siempre rubios, finísimos y bellos,
madejas de oro, en céltica guirnalda,
caigan flotando libres tus cabellos,
como un manto de reina por tu espalda.

Es cielo azul el que mi amor desea,
la flor que más me encanta es siempre hermosa,
que en tu talle gentil yo siempre vea
tu veste tropical de azul y rosa.

Mírame con tus ojos adormidos,
sonriéndote graciosa y dulcemente,
y avergüenza y maldice a mis sentidos
mostrándome el rubor sobre tu frente.

¿Yo nunca seré tuyo? ¡ay! ese día,
oscureciera al sol duelo profundo;
mas para ser feliz sobre este mundo
bástame amarte sin llamarte mía.


Juan de Dios Peza.

miércoles, 4 de abril de 2012

Ilusión enternecida

¿Por qué tuve que amarte sin medida
si conquistar tu amor es imposible?
¿Por qué sufrir esta pasión terrible
sabiendo que la lucha está perdida?


No logra la ilusión enternecida
penetrar en tu alma inconmovible,
ni la emoción que brota incontenible
conmover tu ilusión adormecida.


Y aunque luchar sin término no arredra
al corazón que vibra emocionado
en la ilusión que crece como hiedra…


¡Cómo duele saber que ha fracasado
en conquistar tu corazón de piedra
mi pobre corazón enamorado!


Raoul de Font- Aux- Pins

domingo, 1 de abril de 2012

La amada indefinible

No podría encontrar la verdadera
palabra que trazara tu figura.
Y a veces le pregunto a mi amargura:
¿Cómo era, Dios mío, cómo era?


¿Era un ángel que vino en primavera
en forma de azucena que perdura?
¿Un poco de candor entre la impura
materia terrenal, perecedera?


Mas por mucho que quiero, no defino
su encanto inmaterial, ese secreto
que encierra su mirar esmeraldino:


Y la llamo Azucena, Estrella, Rosa,
sin que en ningún vocablo halle completo
el perfume de su alma misteriosa.


Jorge Montoya Toro.

lunes, 26 de marzo de 2012

No moriré del todo, amiga mía...

No moriré del todo, amiga mía,
mientras viva en tu alma mi recuerdo.
Un verso, una palabra, una sonrisa,
te dirán claramente que no he muerto.


Volveré con las tardes silenciosas,
con la estrella que brilla para ti,
con la brisa que nace entre las hojas,
con la fuente que sueña en el jardín.


Volveré con el piano que solloza
las nocturnas escalas de Chopin;
con la lenta agonía de las cosas
que no saben morir.


Con todo lo romántico, que inmola
este mundo cruel que me destroza.
A tu lado estaré cuando estés sola,
como una sombra más junto a tu sombra.


Rodolfo Tallon.

jueves, 22 de marzo de 2012

Razón de amor

No es sólo la pasión de los abrazos,
la saliva, el aroma, el vértigo, los besos
o el plácido desvelo de la ausencia.

Mi amor es la fábula y la trama,
el relato interior que sigue a cada encuentro,
la glosa que acompaña los adioses,
el minucioso examen de las frases
y el eco que tu voz le pone a mi silencio.

Mi amor es ser feliz y no engañarme
anticipando el daño del negro desengaño,
cuando el sexo se esfume en el recuerdo
remoto y resentido de un orgasmo.
El consentir la calma en las mareas
y atesorar las horas y los días
de la fiesta de luz que celebramos,
del banquete voraz de los sentidos.

Y abolir la frontera de los cuerpos,
detenernos, subiendo la escalera,
a besarnos en todos los peldaños .


Leopoldo Alas.

domingo, 26 de febrero de 2012

Estados de ánimo

Unas veces me siento
como pobre colina,
y otras como montaña
de cumbres repetidas,
unas veces me siento
como un acantilado,
y en otras como un cielo
azul pero lejano,
a veces uno es
manantial entre rocas,
y otras veces un árbol
con las últimas hojas,
pero hoy me siento apenas
como laguna insomne,
con un embarcadero
ya sin embarcaciones,
una laguna verde
inmóvil y paciente
conforme con sus algas
sus musgos y sus peces,
sereno en mi confianza
confiando en que una tarde,
te acerques y te mires..
te mires al mirarme.


Mario Benedetti.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Rima LII

Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!

Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!

Nubes de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las desprendidas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!

Llevadme por piedad a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!


Gustavo Adolfo Bécquer.

lunes, 6 de febrero de 2012

Si el cerco de mi brazo te ceñía...

Si el cerco de mi brazo te ceñía,
era porque el amor me lo mandaba.
Si de lejos y quieto te miraba,
era porque el amor me lo pedía.

Si con un claro beso te quería,
era porque el amor me lo ordenaba;
y si yendo a tu lado me apartaba,
era porque el amor me lo exigía.

Así, cuando te digo que te quiero,
igual que cuando no te diga nada,
hago, mujer, lo que el amor me ordena.

Y el día en que te digan que me muero,
lo mismo que mi vida enamorada,
será mi muerte enamorada pena.


José María Souvirón.

sábado, 4 de febrero de 2012

Copo de nieve.

Para endulzar un poco tus desvíos
fijas en mí tu angelical mirada
y hundes tus dedos pálidos y fríos
en mi oscura melena alborotada.

¡Pero en vano, mujer! No me consuelas.
Estamos separados por un mundo.
¿Por qué, si eres la nieve, no me hielas?
¿Por qué, si soy el fuego, no te fundo?

Tu mano espiritual y transparente,
cuando acaricia mi cabeza esclava,
es el copo glacial sobre el ardiente
volcán cubierto de ceniza y lava.


Salvador Díaz Mirón.

sábado, 28 de enero de 2012

Quiero decir que te amo y no lo digo...

                                                 -Diligis me plus his?...

Quiero decir que te amo y no lo digo
aunque bien siento el corazón llagado,
porque para mi mal tengo probado
que soy tibio amador y flaco amigo.

No amarte más es culpa y es castigo,
que de ansias de tu amor me has abrasado,
y con sólo dejarme en mi pecado
extremas tu rigor para conmigo.

Sólo quiero vivir para buscarte,
sólo temo morir antes de hallarte,
sólo siento vivir cuando te llamo;

y, aunque vivo ardiendo en vivo fuego,
como la entera voluntad te niego
no me atrevo a decirte que te amo.


Concha Urquiza.

viernes, 27 de enero de 2012

Anclado en mi tristeza de profeta...

Anclado en mi tristeza de profeta
sé cuánto ha de valer lo que hoy recibo;
cuánto valdrá después esto que vivo
sujeto a este después que me sujeta.


Mi plenitud en ti quedó incompleta
y espera un no sé qué definitivo.
Mientras, cerca de ti, escribo y escribo,
poeta al fin, en tiempo de poeta.


Sé cuánto ha de valer; eso es lo triste.
Valdrá más de lo mucho que poseo
el recordar lo mucho que me diste.


Profetizado don, con que falseo
esta presente gracia que me asiste
y esa futura gracia que preveo.


Rafael Guillén.

jueves, 26 de enero de 2012

Busco una enfermedad que no me acabe...

Busco una enfermedad que no me acabe
sino el dolor constante de la vida:
algo para fingir que estoy dormida
detrás de este temblor de escarcha grave.

Busco un agua cósmica que lave
la lágrima terrible que me oxida;
busco el morir distinto, y voy herida
por la pena vulgar que nadie sabe.

Y así me marcho, sonriendo a todos,
luminosa de gracia y desventura,
con el secreto horror hasta los codos;

callándome en el verso y en la prosa,
para que escriban en mi tierra dura:
esta mujer ha muerto de dichosa.


Carilda Oliver Labra.

lunes, 23 de enero de 2012

Miente mi corazón cuando te ama.

Miente mi corazón cuando te ama,
hecho intérprete fiel de mi sentido,
como el eco en abismo percibido
que el viento, no la voz, forma y derrama.

Este imperioso afán que te reclama
no en el centro del alma fue nutrido:
me ha turbado sin mí, como el sonido,
es ajeno a mi ser, como la llama.

Cuando la sangre el corazón satura
de sólo tu sabor -término medio
en loco silogismo de amargura-,

inaccesible al implacable asedio,
como trozo de plomo en agua obscura
húndese el alma en silencioso tedio.

Concha Urquiza.